Realmente yo no los calificaría como relatos de terror, sino más bien como historias de mal rollo no aptas para espectadores poco curtidos en cine asiático extremo.
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La primera de las proyectadas: Dumplings (¿quién no ha probado las gelatinosas empanadillas de los restaurantes chinos?), se terminó convirtiendo en un largometraje y narra como una perversa Bai Ling ayuda a rejuvencer a una mujer rica y desesperada con una receta muy... especial.
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Después el Sr. Park ha procedido a torturarnos una vez más con Cut, un cruel relato de envidias y venganzas, de gran violencia gráfica, ligeramenta suavizada con breves momentos de humor para que podamos digerirla y con un curioso guiño a su trilogía de la venganza.
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El broche final lo pone el inefable Miike con Box, una historia de culpa y remordimiento que consigue mantener la tensión durante todo su desarrollo y que conjuga a partes iguales el melodrama con momentos de suspense y miedo (nos dejan la historia de terror para el final, para que durmamos bien... o no).
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